Asamblea Ciudadana de Podemos Vistaalebre oct 2014
Que nadie espere
manifiestos, barricadas, comunas, represiones indiscriminadas.... Al menos en
el Occidente desarrollado ahora las revoluciones no estallan, se van
viralizando en el tejido social y sus redes. Sí, la revolución ya está aquí, en Grecia y en España, dos de los países más apaleados por el austericidio euroteutón y la tiranía oligárquica de los
mercados. Aparte de esas afrentas, en el proceso revolucionario han desempeñado un papel fundamental las tecnologías digitales, que hacen posible una continua
democracia participativa y han propiciado la crisis de los medios de comunicación tradicionales, nódulos que moldeaban los “marcos mentales” de la opinión pública. En este marco de cambio tecnológico y comunicacional, en España el desvelamiento de los desmanes,
corruptelas y latrocinios sistémicos de la entente políticofinanciera han ido poniendo en evidencia que las miserias del
régimen de la
transición. Por ello una
buena parte de la ciudadanía cada vez más informada, preparada y activa ha
devenido sujeto revolucionario.
La carcoma del
sistema ha afectado a los agentes políticos y sociales implicados, más allá del eje
tradicional “izquierda/derecha”, sustituido ahora por una nueva
axialidad transversal – “los de arriba y los de abajo”- que Podemos ha sabido capitalizar. No
se trata de una estratagema demagógica; los datos avalan que la crisis ha beneficiado a una minoría enriquecida a costa de una mayoría pechadora. Los “populares” han gobernado para las oligarquías financieras al dictado de Merkel manteniendo su retórica de emprendimiento y clases medias: ¿no es eso populismo? Los escándalos que se van sucediendo son de tal
calibre que van fulminando todos los mitos que el neoliberalismo había logrado imponer en el tablero social
ante el mutis impotente de la socialdemocracia: la eficiencia gestora de la
derecha (el gobierno de Mato, Gallardón, Báñez y compañía…), su solvencia en el área económica (Rato, Blesa…), su patriotismo (la cleptocracia
organizada, Cataluña al borde de la
secesión…); si hasta la catolicidad de los
populares está hoy en cuestión haciendo peligrar su ala fundamentalista… Así pues, de la misma manera que por la independencia del Principat, nadie ha hecho tanto por el
desencadenado proceso revolucionario como Mariano Rajoy… Y su inepta continuidad es garantía para su triunfo. También contribuye un PSOE empeñado en apuntalar el caduco régimen -paniaguados y mascarones del
pasado hipotecan su rumbo- con operaciones de maquillaje que ya no convencen a
una indignadísima ciudadanía. La socialdemocracia no tiene lugar
cuando el actual capitalismo financiero ha decidido cargarse el estado de
bienestar y ella responde poniendo cataplasmas. La rosa huele a vieja política, a corruptelas y no va a limpiarlas
un miembro de la Asamblea de Cajamadrid por muy telegénico que sea.
La “nueva política” la encarna
Podemos, heredero del espíritu genuinamente
democrático desplegado en
el 15-M, el partido X, las mareas y los movimientos ciudadanos, máximo capitalizador de la alternativa al régimen moribundo de la Transición. No tienen pasado y el futuro apunta en
su dirección -democracia
digital participativa, redes ciudadanas, inteligencia colectiva, rendir cuentas
ante los votantes-, aunque tendrán que superar las tensiones evidenciadas en Vista Alegre entre
radicalidad democrática y práxis política, ente asamblearismo y cúpula gestora iluminada… Frente a ellos la crisis del ébola y de las tarjetas opacas de Cajamadrid, la indecencia
tancredista de Rajoy y la vacuidad de Pedro Sánchez son síntomas del
irreparable deterioro de un régimen deslegitimado
moralmente. Como en el franquismo agónico, el búnker de la Transición se encastilla entre mentiras, falsas
promesas (la recuperación económica) buscando el apoyo de una clientela
zombi atenazada entre miedo, nostalgia, cinismo interesado y fundamentalismo
(católico,
constitucional, español…). Entre tanto los sectores más avanzados y activos de la ciudadanía, azuzados por la generación más preparada a la vez que lastrada entre exilio y precariado (la
vanguardia revolucionaria), ya han dado por muerto al régimen y buscan una alternativa a la que
se va sumando día a día más gente desencantada. “Segú que tomba”.